Es una verdadera pena cuando un país se desploma hacia su ruina por mano de su mismo pueblo.
Claro, existe un gobierno, pero las personas jamás se enteraron que el gobierno nunca se interesa en educar
el gobierno se interesa siempre por los votos, por las licitaciones, por los impuestos...
Esta es la historia de un pueblo, una historia de rojos, anaranjados, tricolores, azules y pescados.
Un pueblo en el que la libertad murió cuando su alta bandera con su sangre escribió libertad.
Esta es la historia de un pueblo, mancillado por el odio y las desigualdades, un pueblo donde se busca
que las minorías sigan siendo minorías. Un pueblo de ricos y pobres, un pueblo de religiosos y más religiosos.
Un pueblo donde mientras los gritos de euforia de los candidatos llaman a sus adeptos a un lado y al otro del río, cada quien toma su remo y lo sumerge hacia donde el color de una bandera le enceguece.
Como cucarachas a la basura, como moscas a la mierda. Siempre remando sin parar, siempre cayendo sin parar cada día un poco más.
Luis Carbajal
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