(Artículo de opinión)
Para estos días se ha dado un gran auge en redes sociales respecto de la temática del matrimonio homosexual, luego que en Estados Unidos se aprobara.
Las redes están atestadas y no es para esperar menos que las iglesias de muchas denominaciones hayan puesto ya el grito en el cielo.
Por ello decidí compartir este comentario que planteé en el muro de un amigo que tocó el tema.
Me pareció que era lo correcto, porque me parece que muchas personas por todos lados están tomándose el tema de forma muy personal, y están usando sus creencias como un arma de ataque contara algo que a mi juicio ya debe empezar a dejarse por fuera de la discusión teológica.
El homosexualismo, creo que a fin de cuentas y sin miedo a equivocarme, ya no es un tema de origen religioso, puesto que la religiosidad de una persona, poco o nada tiene ya que ver con su orientación sexual.
Durante miles de años las iglesias siempre han sido reacias a aceptar los cambios ideológicos o que contradigan el control que ejercen sobre la gran mayoría de la población.
Durante miles de años, estas instituciones que se autodenominan las iglesias de Cristo, se han puesto en un podio para profesar en sus voces que portan la voz de Dios.
Es curioso, desde el principio la oposición de las congregaciones ha existido y desde el principio, no han
tenido más que adaptarse cuando llega el momento en que les empieza a hacer de lado la opinión pública. Pasó cuando se dijo que la tierra era redonda, pasó cuando se dijo que no éramos el centro del universo, pasó cuando se cuestionaban los métodos de la iglesia, cuando se vendían absoluciones, cuando tras algunos cientos de años de horror y de quema de brujas y fantasías, la iglesia no tuvo alternativa más que solicitar el perdón del pueblo.
A veces esa situación me hace preguntarme: Si ha de existir un dios, ¿Es tan voluble su voluntad? ¿Es tan mutable como la actitud de esa organización que profesa sus dictámenes, bajo la interpretación humana? ¿Es lo suficientemente humano para caer en el error?
En todo caso queda aquella frase: Desconfiad de aquellos que profesen conocer la voluntad de Dios, siempre ésta responderá a sus propios deseos.
Quizá, en todo caso, no es religión, lo que necesitamos como punto de base para justificar o valuar la condición y preferencias de estas personas. Quizá es algo que no interesa a la iglesia, del mismo modo que no le interesó la medicina, del mismo modo que no le era útil la astronomía, ni la arqueología, ni la antropología, ni la biología.
Quizá la religión no debiese para ser funcional, apoyarse en nada más que no sea la Biblia y sus doctrinas, puesto que al irrumpir en el margen de aquello que en algún momento hicieron de lado, se ven atascados en que el mundo evoluciona a su ritmo, y no espera a que los dogmas: esas intrusiones virales que corrompen la amplitud de las posibilidades le carcoma.
Así es la naturaleza, así son nuestros instintos e incluso así es la imparable evolución de la mente.
Evolucionaremos como sociedad, el día que recordemos que la fe ya tuvo en su poder el control de la política, de la enseñanza, de los poderes que rigen al hombre, y cuando tuvieron aquel poder, existió oscurantismo, ignorancia y fuego.
No tengo nada con la fe ni contra la misma, sin embargo, hay momentos en que las palabras de aquel libro les pudiesen ser muy útiles para solventar sus dilemas religiosos.
"Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"
El proceder y preferencias sociales, incluida la libertad sexual no es un asunto de la fe, del mismo modo que esa libertad no debería un asunto válido para condenarlos.
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