lunes, 1 de septiembre de 2014

Una fuerza más grande que el Karma o el Destino.

Hace algún tiempo, más o menos unos 3 años, estuve en uno de esos accidentes de tránsito que te marcan de por vida. Por respeto a las personas que se marcharon de este mundo en ese momento, no mencionaré sus nombres ni diré detalles. Pero para aquellos que me conocen y saben lo que pasó, sabrán que fue algo desconsolador para muchas personas que perdieron a sus seres queridos, un momento terrible y confuso, en el que cinco personas dentro del auto fallecieron quedando solamente yo en este lugar. Todos y cada uno de mis conocidos en aquel auto eran grandes personas, uno de ellos, un hermano de diferente padre y madre para mí.

He citado la situación anterior, no para llamar la atención o para ponerme en una posición penosa, sino todo lo contrario. Para reflexionar acerca de lo que muchos consideran una predeterminación de la vida. Un propósito divino, o la mayor de las suertes en el camino del "destino".

La cuestión no es si este tipo de cosas pasan por que la vida es cruel, o  por que lo merezcamos por ser buenas o malas personas. La cuestión es que luego de aquel accidente, aprendí mucho acerca del desarrollo de la vida y de cómo las personas tratamos de aferrarnos vanamente a un simplificado destino.
"Tenés un propósito" Fueron las palabras de consuelo generalizadas... pero con el tiempo me di cuenta de algo... Nadie tiene un propósito si no lo construye con sus manos.

Todos buscamos un propósito existencial, que vaya más allá de ser un ser vivo sin importancia en el mundo. Todos cada día, cada segundo que pasa, mantenemos el ritmo de nuestras vidas íntegro, con la esperanza de que no sea por nada. La gente se prepara, estudia, trabaja, va al médico, asiste a un grupo religioso, filosofa, siente miedo; en fin, una lista interminable de cosas que nos vociferan a gritos que el ser humano desea ser algo, y no ser cualquier algo, sino partícipe de un sentido de escala descomunal.

Las personas, entonces, empezamos a creer en un destino, o bien a creer en un plan divino, o al menos, esperar que exista para que llene ese deseo ferviente del existencialismo que nos aqueja, quizás por lejos, la mayor de las enfermedades humanas de la actualidad.
Ese deseo que por mucho ha sido aprovechado por los medios, el entretenimiento, los gobiernos, los grupos religiosos entre  multitud de entes deseosos de controlar el rumbo del ser humano.

Y así muchas personas en el mundo ponen sus vidas de lleno y por completo en una fe, en un destino, en un karma, esperando que por ser mártires y sacrificados de vida, posiblemente al final, al igual como ocurre en los dramas más representativos del cine o las novelas televisivas, hemos de tener el más feliz de los finales por derecho divino.

Pensamos que si nos va bien es por que lo merecemos, y que si nos va mal es por que pagamos purgas del pasado cual castigo de la naturaleza, y que si nos aqueja la lejanía o la soledad de nuestros sueños, es por que seguramente lo merecemos completamente de lleno...
A mi parecer, nada más alejado de la realidad... nada más falso, fatídico, penoso y deplorable como idea, de entre los más bajos y miserables estratos de la razón humana.

¿Me va mal en la vida por que lo merezco? ¿Me iba mal de pequeño por que en otra vida me porté mal? ¿Es por que luego obtendré una recompensa celestial?

En mi opinión, no es nada de esto, es más bien, lo contrario... Es mas bien que nosotros, todos los seres humanos, sufrimos creer lo contrario de lo obvio: no hay un destino, ni un propósito especial, ni un destino bonito preparado solo por que me lo merezco...
Los seres humanos estamos mal por la razón más simple del mundo: Hemos dejado de creer en nosotros mismos.

No hay karma aquí, aquí solo están nuestras decisiones, las personas religiosas dan su primer argumento ante la maldad del mundo al decir "Dios nos dio libre albedrío" y esa es la respuesta genérica para cuando una persona se aparta de lo que considera "malo" y que nos podría quizás llevar a placeres que la ortodoxia considera capital. Pero nadie acepta que ese libre albedrío del que hablan, es también parte de la capacidad que el ser humano tiene para romper esas cadenas impuestas por el "Destino" o el karma y el pensar que cada maldita cosa que nos pasa en la vida es por que somos "malas personas" o por que " lo merecemos".

La pregunta es entonces: ¿Si no hay un plan de destino o divino que rija mi vida, por qué caemos y sufrimos tanto como humanos? ¿Por qué si no es culpa ni de la vida, ni de un dios, ni de un destino?
La respuesta tal vez te moleste un poco, pero es obvia si esperas a que te la explique:
 Sufres, por que lo mereces... Sufrimos por que lo merecemos...

En efecto, una persona con una vida muy sufrida,  sufre por que se niega a aceptar que es su culpa el sufrir tanto, por que queremos ser algo que no somos, por que no tratamos de nadar ni a favor ni contra la corriente, sino que esperamos que algún día, tal vez el océano nos lleve de vuelta a la orilla, por que ponemos nuestras vidas en manos de otros.

Sufrimos por que cuando tras el naufragio gritamos a Dios pidiendo por un milagro y en cuanto pasa cerca un bote negamos la ayuda por que esperamos que baje Dios en persona y nos saque del agua volando por los cielos. (¿Suena absurdo verdad? Pero es más común de lo que piensas ahora.)

No estamos mal por "karma" ni por mala suerte, ni por que hay un cruelísimo ser supremo con un archienemigo malvado que nos molesta desde el principio de los tiempos.
Nuestro error está en que buscamos la felicidad, o creemos que la felicidad se encuentra, o que los sueños aparecen mágicamente, cuando en realidad la felicidad es una decisión...

¿Pero si no depende de nada de estas cosas nuestra felicidad, entonces qué podríamos hacer? 

La respuesta ha estado en nuestras manos toda nuestra vida.

Nosotros podemos, decidir y actuar, soñar y hacer que esos sueños se hagan reales, pero para ello luchar, no sacrificarse, sino luchar por amor propio y por dignidad...

Los humanos podemos luchar por lo que nos importe, y si bien a veces habrán imposibles, entender que no es por karma, sino por que simplemente es parte de la vida lo impredecible y que hay cosas que deseamos pero que no podemos conseguir.
Tenemos que aprender a vivir con ello, por que cuando lo aceptamos, entonces, no hay ya por qué estar triste. Así como se aceptas que hay un sol ahora o que mañana viene una tormenta, si lo aceptas te preparas, si no la sufrirás.

La prueba más simple es que a veces las personas más crueles y descorazonadas son las que parecen disfrutar más la vida sin que nada les afecte. Todo por que no tienen remordimientos. Si son buenos o malos no les interesa, solo viven sus vidas. Vivimos pensando que tenemos karma y que pagamos cagadas del pasado o hasta de otras vidas, cuando en verdad lo único que cambiaría algo son tus decisiones.

Por eso te invito ahora a que hagas las cosas por ti, por una vez en la vida solamente por ti mismo o por ti misma, por que cuando empieces a sentir amor por tu persona de verdad, cuando te abstengas de los sacrificios innecesarios, ha ser si quieres llamarlo incluso un poco egoísta, entonces estarás bien, y cuando lo estés tu vida estará tan llena y completa que de ti surgirá hacia los demás sin el menor esfuerzo.

Si quieres crecer en la vida, ser grande y hacer algo maravilloso, no esperes a que la vida lo haga por ti.
Hazlo tu mismo...


Aquí te dejo unas ideas que creo que te ayudarán:
  • Deja de creer en un destino o en un karma, no necesitas temer a fuerzas sobrenaturales para saber lo que debería ser correcto y lo que no.
  • deja de creer que vives por los demás o que ese es tu único propósito.
  • Podrás aguantarte miles de deseos que no parezcan correctos (Subjetividad) a otros... podrías dejar tus sueños por ayudar a alguien más, y lo único que pasará es que habrás perdido tu razón de ser.
  • La vida no es una película romántica de Hollywood.
  • La gente no te ama por que la ames, los sueños no ocurren por hacer buenas acciones. Ocurren por luchar por ellos.
  • La gente te amará solo cuando forjes tu propio destino.
  • La gente te amará cuando tu corazón esté lleno de orgullo y des de verdad sin esperar por que no necesitas más que a ti mismo.
  • Serás admirable cuando lo que lo consigas lo hayas labrado con tus manos.

La vida no es de los que se esconde de la tormenta, sino de los que salen a conquistar sus sueños en medio de ella.

¿Quieres ser grande? ¿Al menos quieres ser un ser humano digno?
No hay destino, no hay una fuerza que defina tu futuro, ni lo socialmente aceptable.

La única fuerza que controla tu destino es la que tienes en tus manos.
La fuerza más grande que el Karma o el Destino, es tu decisión de ser feliz. 

Para finalizar dedico este post a Jennifer Melisa, una amiga de quien y para quién me nació escribir todo esto hace unos días. Jennifer, aquí está el post. Saludos.


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Soy Wexting, un abrazo para todos, gracias por leer.
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